https://youtu.be/Ymn9V8f5h24
- Hch 5, 27-32. 40-41
- Sal 29
- Apoc 5, 11-14
- Jn 21, 1-19
La liturgia nos indica el camino para ser hoy testigos vivientes de la Resurrección de Jesús.
Debemos primero que todo ser conscientes de que en nuestra vida es necesario tener un encuentro personal con la persona de Jesús Resucitado.
Nos explica el Papa Francisco que “el Señor nos ama: esta es la fuente de nuestra fuerza y se nos pide que lo reafirmemos cada día. Ser cristiano es una invitación a darse cuenta de que el amor de Dios es más grande que todos nuestros defectos y pecados. Una de nuestras grandes decepciones y dificultades hoy en día no proviene de saber que Dios es amor, sino de que nuestra forma de anunciarlo y dar testimonio de él es tal que, para muchas personas, este no es su nombre. Dios es amor, un amor que se regala, que llama y sorprende.”
Seguimos celebrando la Pascua del Señor. “Dios resucitó a Jesús y le constituyó Señor”, anuncia Pedro ante el Sanedrín, como acabamos de leer en la primera lectura. Es el centro del mensaje cristiano, en todos los tiempos. Esta convicción profunda de fe, convierte a los discípulos en apóstoles de la Resurrección: “Nosotros somos testigos de ello” sigue Pedro. La resurrección de Jesús cambió la vida de sus discípulos y dio una identidad definitiva a la comunidad cristiana. Ahora la causa de Jesús les apasiona, les fascina y se lanzan a anunciar el evangelio. A ello estamos llamados hoy también nosotros.
El Salmista nos invita a alabar al Señor. Esto nos lleva a preguntarnos cuándo mis fuerzas ya no dan, ¿confío en el Señor? ¿Cómo vivo la Misericordia?
La segunda lectura, en un canto de victoria, nos narra una segunda visión del iluminado de Patmos, en la que se adentra en el santuario celeste (una forma de hablar de una experiencia intensa de lo divino y de la salvación) donde está Dios y donde aparece una figura clave del Apocalipsis: el cordero degollado, que es el Señor crucificado, aunque ya resucitado. Con él estaba toda la plenitud de la vida y del poder divino, como lo muestra el número siete: siete cuernos y siete espíritus.
La visión, pues, es la liturgia cósmica (en realidad todo el libro del Apocalipsis es una liturgia) del misterio pascual, la celebración y aclamación del misterio de la muerte y resurrección del Señor. Toda la liturgia cristiana celebra ese misterio pascual y por medio de la liturgia los hombres nos trasladamos a aquello que no se puede expresar más que en símbolos. Pero para celebrar y vivir lo que se ha hecho por nosotros.
No sabemos del todo cómo fue el proceso de conversión a la fe, de los primeros discípulos. El evangelio dice que Jesús “se les manifestó”, se hizo ver, pero al principio no le reconocieron. Fue “el discípulo amado” el que le reconoció y le descubrió a los demás discípulos: ¡Es el Señor! Y será la triple declaración de amor la que exige Jesús para ponerle a Pedro al frente de la comunidad. ¿En qué gestos de amor manifestamos y pueden los hombres reconocer hoy al Señor?
San Juan en este capítulo 21, nos invita a reflexionar en este mensaje impregnado de referencias sacramentales, muy vivas para la comunidad cristiana de la primera generación, aquella que recogió el testimonio evangélico de los mismos Apóstoles.
Éstos, después de los acontecimientos pascuales, parece que retornan a su ocupación habitual, como habiendo olvidado que el Maestro los había convertido en “pescadores de hombres”. Un error que el evangelista reconoce, constatando que —a pesar de haberse esforzado— «no pescaron nada» (Jn 21,3). Era la noche de los discípulos. Sin embargo, al amanecer, la presencia conocida del Señor le da la vuelta a toda la escena. Simón Pedro, que antes había tomado la iniciativa en la pesca infructuosa, ahora recoge la red llena: ciento cincuenta y tres peces es el resultado, número que es la suma de los valores numéricos de Simón (76) y de ikhthys (=pescado, 77). ¡Significativo!
Así, cuando bajo la mirada del Señor glorificado y con su autoridad, los Apóstoles, con la primacía de Pedro —manifestada en la triple profesión de amor al Señor— ejercen su misión evangelizadora, se produce el milagro: “pescan hombres”. Los peces, una vez pescados, mueren cuando se los saca de su medio. Así mismo, los seres humanos también mueren si nadie los rescata de la oscuridad y de la asfixia, de una existencia alejada de Dios y envuelta de absurdidad, llevándolos a la luz, al aire y al calor de la vida. De la vida de Cristo, que él mismo alimenta desde la playa de su gloria, figura espléndida de la vida sacramental de la Iglesia y, primordialmente, de la Eucaristía. En ella el Señor da personalmente el pan y, con él, se da a sí mismo, como indica la presencia del pez, que para la primera comunidad cristiana era un símbolo de Cristo y, por tanto, del cristiano.
Como Pedro, cada uno de nosotros, para poder realizar la encomienda que recibimos lo único que necesitamos, es esa identificación por amor con el maestro; no será nuestra su fuerza ni la sabiduría la que nos sostengan en los momentos de pruebas, persecuciones y dificultades. Solo el amor, y este lo regala el resucitado a manos llenas a todo el que se acerque con un corazón herido y necesitado de amor y de perdón.
En Tiberíades, quien se hacen presente con sus signos y pidiendo amor y dando amor, es el Señor resucitado. Vivamos con alegría este tercer domingo de Pascua con la conciencia de que Cristo resucitado no nos deja en la vaciedad, no nos abandona en nuestra esterilidad, sino que ha querido llamarnos, elegirnos y enviarnos para que en su nombre vayamos y demos mucho fruto y un fruto que permanezca para la vida eterna.
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/05/01/amor-y-nada-mas/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Mayo 2022
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros» (Jn 13, 34) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/05/01/mayo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.