?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/Bn8tlmY8cCc
- Mi 5, 1-4 o Rom 8, 28-30
- Sal 12
- Mt 1, 1-16. 18-23
La esperanza de un salvador en el pueblo de Israel sostuvo la fe del pueblo a lo largo de todas las generaciones.
El texto de la primera lectura nos va guiando como el nacimiento del salvador anunciado por todos los profetas, y visto en muchas de las figuras de reyes sacerdotes y profetas del Antiguo Testamento, va siendo una realidad en el proyecto salvífico de Dios con el nacimiento de la Santísima Virgen María. Por ello su nacimiento nos hace reflexionar que este proyecto salvífico se va construyendo en la historia en donde todos nosotros tenemos una participación muy importante. Dios que había preparado desde toda la eternidad a María Santísima para ser la Madre de su Hijo, fue recibida con alegría en el hogar de Joaquín y Ana, quienes la prepararon y la educaron para que el proyecto de Dios continuara adelante.
Tú también eres parte de este proyecto, como María, déjate conducir y modelar por Dios para que la salvación sea una realidad más concreta en todo nuestro mundo, con la certeza de que como nos dice Romanos hoy, “sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios…”
Hoy, como nos comenta Fray Agustí ALTISENT i Altisent, la genealogía de Jesús, el Salvador que tenía que venir y nacer de María, nos muestra cómo la obra de Dios está entretejida en la historia humana, y cómo Dios actúa en el secreto y en el silencio de cada día. Al mismo tiempo, vemos su seriedad en cumplir sus promesas. Incluso Rut y Rahab (cf. Mt 1,5), extranjeras convertidas a la fe en el único Dios (¡y Rahab era una prostituta!), son antepasados del Salvador.
El Espíritu Santo, que había de realizar en María la encarnación del Hijo, penetró, pues, en nuestra historia desde muy lejos, desde muy pronto, y trazó una ruta hasta llegar a María de Nazaret y, a través de Ella, a su hijo Jesús. «He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel» (Mt 1,23). ¡Cuán espiritualmente delicadas debían ser las entrañas de María, su corazón y su voluntad, hasta el punto de atraer la atención del Padre y convertirla en madre del “Dios-con-los-hombres”!, Él que tenía que llevar la luz y la gracia sobrenaturales para la salvación de todos. Todo, en esta obra, nos lleva a contemplar, admirar y adorar, en la oración, la grandeza, la generosidad y la sencillez de la acción divina, que enaltece y rescatará nuestra estirpe humana implicándose de una manera personal.
Más allá, en el Evangelio de hoy, vemos cómo fue notificado a María que traería a Dios, el Salvador del Pueblo. Y pensemos que esta mujer, virgen y madre de Jesús, tenía que ser a la vez nuestra madre. Esta especial elección de María —«bendita entre todas las mujeres» (Lc 1,42)— hace que nos admiremos de la ternura de Dios en su manera de proceder; porque no nos redimió —por así decirlo— “a distancia”, sino vinculándose personalmente con nuestra familia y nuestra historia. ¿Quién podía imaginar que Dios iba a ser al mismo tiempo tan grande y tan condescendiente, acercándose íntimamente a nosotros?
Y el Papa Francisco nos comenta que “Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las ‘redes sociales’ de la época. Ella no era una influencer, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. Le podemos decir con confianza de hijos: María, la influencer de Dios. Con pocas palabras se animó a decir ‘sí’ y a confiar en el amor, a confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. Y todos nosotros hoy tenemos algo que hacer nuevo adentro, hoy tenemos que dejar que Dios renueve algo en mi corazón. Pensemos un poquito: ¿Qué quiero yo que Dios renueve en mi corazón?
Terminamos con el Salmista diciendo “Confío Señor en tu lealtad, mi corazón se alegra con tu salvación. Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho” y a María le pedimos con él Avemaría, “ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén “
Palabra de Vida Mes de Setiembre 2021
“El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos” (Marcos 9, 35) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Setiembre 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.