Hoy celebramos a fiesta de la Virgen de Fátima. Fue a Lucía a quien la Virgen le pidió en su primera visita que los tres acudieran a ese mismo lugar y a la misma hora el día 13 de cada mes, pero solo sería en el mes de octubre cuando les confesaría el motivo de su aparición. Después de prometerles su compromiso y fidelidad con el Señor, la Virgen les advirtió: “Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá”.
En el Avemaría, rezamos el Señor está contigo. Y como en nuestra MADRE, el Señor está también en nosotros. Pero, ¿realmente lo creemos cuando como le dijo María a Lucía: “Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá”.?
Hoy muchas veces la dificultad nos ciega la vista y no somos capaces de ver la mano de Dios en momentos críticos. En esas situaciones el enemigo utiliza el temor y del miedo para intentar derrotarnos. Instiga nuestra mente con la mentira de que Dios está distante.
¿Te suele ocurrir esto? Si es así no debes desalentarte pues la mayoría de los cristianos hemos experimentado esta situación en nuestras vidas. También por eso ha pasado muchos de los personajes bíblicos que tanto admiramos.
El mismo Jesús experimentó en su carne la debilidad de no ver a Dios. Fue en un momento de gran dolor a pesar que sabía que era la voluntad del Padre. En la cruz, poco antes de morir exclamó Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mt 27, 46.
Muchas veces sentimos que Dios está distante en nuestras vidas e incluso pensamos que ignora la situación por la que estamos pasando. Esto no es cierto Él siempre está con nosotros a pesar que no lo sintamos. La Biblia en muchas oportunidades demuestra que Dios ama a su pueblo y siempre lo acompaña. El permanece fiel en medio de la guerra, el hambre, las inundaciones e incluso las tormentas. Dios está con nosotros siempre y promete nunca dejarnos ni abandonarnos.
Él nos dice hoy como le dijo a María: “no temas”. “No temas porque yo te he rescatado; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Porque te amo y eres importante para mí” (Is 43, 1; 4). Dios está con nosotros y esta verdad es nuestra fuerza, por eso no temo ni al mundo ni al pecado, se que Dios me guiará y me protegerá.
María tuvo una enorme confianza en Dios, su corazón lo tenía lleno de Dios. Vivió con una inmensa paz porque vivía en Dios, porque cumplió a la perfección con la voluntad de Dios durante toda su vida. Y esto es lo que la llevó a gozar en la gloria de Dios. Desde su Asunción al Cielo, Ella es nuestra Madre del Cielo.
Afirma el Papa Francisco: “El Señor está en camino con nosotros para ablandar nuestro corazón y solo con un corazón humilde como el de María podemos acercarnos a Dios.”
Nosotros somos templos del Paráclito, (Cf. 1 Cor 1,16), pero ¿qué tanto lo creemos? «Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré» (Jn 16,7).
Dentro de muy poco conmemoraremos Pentecostés; preparémonos para recibir al Espíritu Santo. Él vendrá y se posará sobre cada uno de nosotros, para que toda tristeza se convierta en alegría. Pidamos a la Virgen María, ella que es la esposa del Paráclito, que nos ayude a tener nuestro corazón lo menos indigno posible para recibir al artífice de nuestra santidad.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia