- ?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Ex 20, 1-17
- Sal 18
- 1 Cor 1, 22-25
- JN 2, 13-25
En este tercer domingo de Cuaresma en el que nos adentramos, justo en su ecuador, las lecturas nos hacen un claro llamamiento a ir hacia dentro, a profundizar, a dejar de lado imágenes e ídolos y girar nuestras vidas hacia el que dice de sí mismo: «soy el Señor, tu Dios».
Nos encontramos con esta propuesta de mirada interior tanto en el texto del Éxodo, cuando Dios entrega a Moisés los Mandamientos, como en el texto de Juan. En la lectura que nos ofrece el Evangelio de hoy Jesús se enfrenta a quienes han convertido el templo en un mercado donde no hay verdadero encuentro con su Padre, sino una suerte de compra y venta de “favores divinos”.
Esta invitación, en medio de nuestra segunda Cuaresma pandémica quizás nos ayude a seguir despojándonos de lo superficial para avanzar en lo esencial de nuestras vidas.
Les invito a meditar con esta Homilia (ver el link) que nos explica maravillosamente el mensaje profundo que la liturgia de hoy nos trae.
https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/comentario-homilia/?f=2021-03-07.
Quisiera transcribirlas parte del mensaje del Papa Francisco en su tercera jornada en Iraq, en que celebró la Santa Misa en el Estadio “Franso Hariri” de Erbil.
Explica, comentado la 1 Carta de San Pablo a los Corintios (1 Co 1,24) «Cristo es fuerza de Dios y sabiduría de Dios». Jesús reveló esta fuerza y esta sabiduría sobre todo con la misericordia y el perdón. No quiso hacerlo con demostraciones de fuerza o imponiendo su voz desde lo alto, ni con largos discursos o exhibiciones de una ciencia incomparable. Lo hizo dando su vida en la cruz. Reveló la sabiduría y la fuerza divina mostrándonos, hasta el final, la fidelidad del amor del Padre; la fidelidad del Dios de la Alianza, que hizo salir a su pueblo de la esclavitud y lo guio por el camino de la libertad.
En este sentido, el Pontífice advirtió que, es fácil caer en la trampa de pensar que debemos demostrar a los demás que somos fuertes, que somos sabios, es decir, en la trampa de fabricarnos falsas imágenes de Dios que nos den seguridad. “En realidad – afirmó el Papa – todos necesitamos la fuerza y la sabiduría de Dios revelada por Jesús en la cruz. Aquí en Iraq, cuántos de vuestros hermanos y hermanas, amigos y conciudadanos llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles. La tentación es responder a estos y a otros hechos dolorosos con una fuerza humana, con una sabiduría humana. En cambio, Jesús nos muestra el camino de Dios, el que Él recorrió y en el que nos llama a seguirlo.
Y comentando el Evangelio según San Juan (2,13-25), en el cual se ve a Jesús que echa a los cambistas y a todos aquellos que compraban y vendían en el Templo de Jerusalén, el Papa Francisco dijo que, lo hizo porque el Padre lo mandó a purificar el templo, no sólo el templo de piedra, sino sobre todo el de nuestro corazón. “El corazón se limpia, se ordena, se purifica. ¿De qué? De las falsedades que lo ensucian, de la doblez de la hipocresía; todos las tenemos. Son enfermedades que lastiman el corazón, que enturbian la vida, la hacen doble”. Y para limpiar el corazón necesitamos ensuciarnos las manos, sentirnos responsables y no quedarnos de brazos cruzados mientras el hermano y la hermana sufren.
Por ello, el Santo Padre señala que, solo Jesucristo puede purificarnos de las obras del mal, Él que murió y resucitó, Él que es el Señor. “Dios no nos deja morir en nuestro pecado. Incluso cuando le damos la espalda, no nos abandona a nuestra propia suerte. Nos busca, nos sigue, para llamarnos al arrepentimiento y para purificarnos. «Juro por mi vida —oráculo del Señor Dios— que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su mala conducta y viva». El Señor quiere que nos salvemos y que seamos templos vivos de su amor, en la fraternidad, en el servicio y en la misericordia”.
El fruto de esto, afirma el Papa Francisco es que, Jesús nos libera de un modo de entender la fe, la familia, la comunidad que divide, que contrapone, que excluye, para que podamos construir una Iglesia y una sociedad abiertas a todos y solícitas hacia nuestros hermanos y hermanas más necesitados. Y al mismo tiempo nos fortalece, para que sepamos resistir a la tentación de buscar venganza, que nos hunde en una espiral de represalias sin fin. Con la fuerza del Espíritu Santo nos envía, no a hacer proselitismo, sino como sus discípulos misioneros, hombres y mujeres llamados a testimoniar que el Evangelio tiene el poder de cambiar la vida. El Resucitado nos hace instrumentos de la paz de Dios y de su misericordia, artesanos pacientes y valientes de un nuevo orden social.
Y cuando se refería a la destrucción del Templo, señala el Santo Padre, Jesús hablaba del templo de su cuerpo y, por tanto, también de su Iglesia. El Señor nos promete que, con la fuerza de su Resurrección, puede hacernos resurgir a nosotros y a nuestras comunidades de los destrozos provocados por la injusticia, la división y el odio. Es la promesa que celebramos en esta Eucaristía. Con los ojos de la fe, reconocemos la presencia del Señor crucificado y resucitado en medio de nosotros, aprendemos a acoger su sabiduría liberadora, a descansar en sus llagas y a encontrar sanación y fuerza para servir a su Reino que viene a nuestro mundo.
Finalmente, el Papa Francisco dijo que, la Iglesia en Iraq, con la gracia de Dios, hizo y está haciendo mucho por anunciar esta maravillosa sabiduría de la cruz propagando la misericordia y el perdón de Cristo, especialmente a los más necesitados. También en medio de una gran pobreza y dificultad, muchos de ustedes han ofrecido generosamente una ayuda concreta y solidaridad a los pobres y a los que sufren. “Este es uno de los motivos que me han impulsado a venir como peregrino entre ustedes, a agradecerles y confirmarlos en la fe y en el testimonio. Hoy, puedo ver y sentir que la Iglesia de Iraq está viva, que Cristo vive y actúa en este pueblo suyo, santo y fiel”.
Palabra de Vida Mes de marzo 2021
“Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos” Salmo 25, 4.
https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
? ?
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.