?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
https://youtu.be/QMI_jdYYTKI
- Heb 2- 14-18
- Sal 104
- Mc 1, 29-39
La liturgia nos propone este hermoso texto que nos invita a reflexionar en lo importante que somos nosotros delante de Dios. Distintamente a lo que muchos pudieran pensar, nosotros no somos una creación cualquiera, sino única y exclusiva de Dios, creatura a la cual, por medio de Jesús, nos incorporó a su familia y, por ello, podemos llamar verdaderamente Padre a Dios.
Pero más aún, somos tan importantes y nuestra vida es tan apreciada por Dios que envió a su único Hijo para que, dando su vida en rescate, nos diera la vida.
Jesús, nos dice Fray Emilio García Álvarez O.P., que participó también de nuestros sufrimientos, padeció la muerte en beneficio de todos: su solidaridad con nosotros lo llevó a una muerte por la que fuimos liberados de aquellas miserias y de la misma muerte, en cuya raíz estaba el pecado.
Por eso, ya no eres más esclavo, sino que ahora eres hijo de Dios. Entonces, como no responder con generosidad a un Dios que nos ama tanto, como no darle lo mejor a Aquél que entregó su sangre para que tuvieras vida y la tuvieras en abundancia.
Entonces meditemos. ¿Cómo agradecemos el bien que recibimos? A ejemplo de Jesús, ¿vivimos para servir? La oración ¿confirma nuestra dedicación a los demás?, ¿nos impulsa a ir más lejos en nuestra misión?
Así nos explica el Papa Francisco el evangelio: …”Jesús, que vino al mundo para anunciar y realizar la salvación de todo el hombre y de todos los hombres, muestra una predilección particular por quienes están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados. Así, Él se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana.
Tal realidad de la curación de los enfermos por parte de Cristo nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad…
La obra salvífica de Cristo no termina con su persona y en el arco de su vida terrena; prosigue mediante la Iglesia, sacramento del amor y de la ternura de Dios por los hombres. Enviando en misión a sus discípulos, Jesús les confiere un doble mandato: anunciar el Evangelio de la salvación y curar a los enfermos (cf. Mt 10, 7-8). Fiel a esta enseñanza, la Iglesia ha considerado siempre la asistencia a los enfermos parte integrante de su misión.
«Pobres y enfermos tendréis siempre con vosotros», advierte Jesús (cf. Mt 26, 11), y la Iglesia los encuentra continuamente en su camino, considerando a las personas enfermas una vía privilegiada para encontrar a Cristo, acogerlo y servirlo. Curar a un enfermo, acogerlo, servirlo, es servir a Cristo: el enfermo es la carne de Cristo.
Esto sucede también en nuestro tiempo, cuando, no obstante las múltiples conquistas de la ciencia, el sufrimiento interior y físico de las personas suscita fuertes interrogantes sobre el sentido de la enfermedad y del dolor y sobre el porqué de la muerte. Se trata de preguntas existenciales, a las que la acción pastoral de la Iglesia debe responder a la luz de la fe, teniendo ante sus ojos al Crucificado, en el que se manifiesta todo el misterio salvífico de Dios Padre que, por amor a los hombres, no perdonó ni a su propio Hijo (cf. Rm 8, 32). Por lo tanto, cada uno de nosotros está llamado a llevar la luz de la palabra de Dios y la fuerza de la gracia a quienes sufren y a cuantos los asisten, familiares, médicos y enfermeros, para que el servicio al enfermo se preste cada vez más con humanidad, con entrega generosa, con amor evangélico y con ternura. La Iglesia madre, mediante nuestras manos, acaricia nuestros sufrimientos y cura nuestras heridas, y lo hace con ternura de madre….”
El sacerdote Javier Martin, nos decía en la Homilia que el evangelio nos deja claro que la forma de actuar de Jesús no corresponde con la nuestra que buscamos reconocimiento en lo que hacemos. Par Jesús lo primordial era anunciar el Reino y la salvación de todos los hombres, El no busca reconocimiento, por tanto cuando Simón le dice: «Todo el mundo te busca». Él les responde: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Asi debemos aprender a vivir nosotros, en esta dinámica de humildad y que nuestra motivación sea cumplir la Voluntad de Dios y hacer lo que debemos con Amor. De lo contrario puede nacer en nuestro corazón la soberbia y buscar quedar bien con los demás para que nos elogien.
El llamado hoy, concluye el sacerdote es, ser meros siervos y hacer lo que debemos hacer para la Gloria de Dios.
Palabra de Vida Mes de Enero 2021
““Permanezcan en mi amor: darán mucho fruto.” (cf. Juan 15, 5-9) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Enero 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.