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Formación sobre el Sacramento de la Eucaristia- Acto Penitencial: Catequesis del Papa Francisco y la importancia del perdón.

Posted on agosto 16, 2020agosto 16, 2020

Retomando el tema del acto penitencial, en la las catequesis sobre la celebración eucarística, nos dice el Papa Francisco: “En su sobriedad, esto favorece la actitud con la que disponerse a celebrar dignamente los santos misterios, o sea, reconociendo delante de Dios y de los hermanos nuestros pecados, reconociendo que somos pecadores. La invitación del sacerdote, de hecho, está dirigida a toda la comunidad en oración, porque todos somos pecadores. ¿Qué puede donar el Señor a quien tiene ya el corazón lleno de sí, del propio éxito? Nada, porque el presuntuoso es incapaz de recibir perdón, lleno como está de su presunta justicia. Pensemos en la parábola del fariseo y del publicano, donde solamente el segundo —el publicano— vuelve a casa justificado, es decir perdonado (cf. Lc 18, 9-14). Quien es consciente de las propias miserias y baja los ojos con humildad, siente posarse sobre sí la mirada misericordiosa de Dios. Sabemos por experiencia que solo quien sabe reconocer los errores y pedir perdón recibe la comprensión y el perdón de los otros.

Escuchar en silencio la voz de la conciencia permite reconocer que nuestros pensamientos son distantes de los pensamientos divinos, que nuestras palabras y nuestras acciones son a menudo mundanas, guiadas por elecciones contrarias al Evangelio. Por eso, al principio de la Misa, realizamos comunitariamente el acto penitencial mediante una fórmula de confesión general, pronunciada en primera persona del singular. Cada uno confiesa a Dios y a los hermanos «que he pecado mucho de pensamiento, palabras, obra y omisión». Sí, también en omisión, o sea, que he dejado de hacer el bien que habría podido hacer. A menudo nos sentimos buenos porque —decimos— “no he hecho mal a nadie”. En realidad, no basta con hacer el mal al prójimo, es necesario elegir hacer el bien aprovechando las ocasiones para dar buen testimonio de que somos discípulos de Jesús.

Está bien subrayar que confesamos tanto a Dios como a los hermanos ser pecadores: esto nos ayuda a comprender la dimensión del pecado que, mientras nos separa de Dios, nos divide también de nuestros hermanos, y viceversa. El pecado corta: corta la relación con Dios y corta la relación con los hermanos, la relación en la familia, en la sociedad, en la com]unidad: El pecado corta siempre, separa, divide.

Las palabras que decimos con la boca están acompañadas del gesto de golpearse el pecho, reconociendo que he pecado precisamente por mi culpa, y no por la de otros. Sucede a menudo que, por miedo o vergüenza, señalamos con el dedo para acusar a otros. Cuesta admitir ser culpables, pero nos hace bien confesarlo con sinceridad. Confesar los propios pecados…

Después de la confesión del pecado, suplicamos a la Bienaventurada Virgen María, los ángeles y los santos que recen por nosotros ante el Señor. También en esto es valiosa la comunión de los santos: es decir, la intercesión de estos «amigos y modelos de vida» nos sostiene en el camino hacia la plena comunión con Dios, cuando el pecado será definitivamente anulado.

Además del «Yo confieso», se puede hacer el acto penitencial con otras fórmulas, por ejemplo: «Señor, ten misericordia de nosotros. / Porque hemos pecado contra ti. / Muéstranos, Señor, tu misericordia. / Y danos tu salvación» (cf. Sal 123, 3; 85, 8; Jer 14, 20). Especialmente el domingo se puede realizar la bendición y la aspersión del agua en memoria del Bautismo (cf. OGMR, 51), que cancela todos los pecados.

La Sagrada escritura nos ofrece luminosos ejemplos de figuras “penitentes” que, volviendo a sí mismos después de haber cometido el pecado, encuentran la valentía de quitar la máscara y abrirse a la gracia que renueva el corazón. Pensemos en el rey David y a las palabras que se le atribuyen en el Salmo. «Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa» (51, 3). Pensemos en el hijo pródigo que vuelve donde su padre; o en la invocación del publicano: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador» (Lc 18, 13). Pensemos también en san Pedro, en Zaqueo, en la mujer samaritana. Medirse con la fragilidad de la arcilla de la que estamos hechos es una experiencia que nos fortalece: mientras que nos hace hacer cuentas con nuestra debilidad, nos abre el corazón a invocar la misericordia divina que transforma y convierte. Y esto es lo que hacemos en el acto penitencial al principio de la Misa”

Otra oración que se nos propone para este momento es el Señor ten piedad, es un  momento para pedir perdón, misericordia y claridad. De los pasos de sanación encontramos aquí precisamente algunos como la claridad que da la confrontación y la decisión de pedir sanación, el acudir a la Misericordia del Señor en Oración y Pedir Sanación y el perdón; perdonar, perdonarnos y perdonar a Dios.

El proceso de perdonar comienza con la oración: “Yo confieso a Dios Todopoderoso y a vosotros hermanos… etc.”

El arrepentimiento por nuestros pecados conduce al perdón que es el conducto de la sanación. Es el amor, el dejar ir la dureza en nuestro corazón contra otra persona, dejando ir así aquello que tenemos contra ella, rompiendo las cadenas de rencor y resentimiento con que atamos a los demás. Eso es perdonar.

Porque existen recuerdos, situaciones, acontecimientos, personas, que más que huellas han dejado heridas en el alma y se convierten en la piedra en el zapato que no nos deja avanzar puesto que duele y lastima cada vez que intentamos caminar. Por esto urge, es necesario aprender a perdonar…

Y el perdón… es la medicina que sana el dolor del alma, es el sentimiento que devuelve la esperanza, es el milagro que renueva o restaura, es la magia que nos permite recordar sin sufrir, y muchas veces olvidar aquello que tanto nos hizo llorar, nos robó la fe en el amor, en la amistad, en Dios, en uno mismo, en los demás.

Por ello debemos aprender a Perdonar; quizás a Dios, no porque haya hecho algo mal… sino por aquello por lo que lo hemos culpado: enfermedades, accidentes, consecuencias de los errores de la humanidad, infertilidad, hijos con características no esperadas, abundancias o carencias, inconformidades propias que nos impiden encontrar la paz. Hacemos de nuestra oración un muro de lamentos, nos alejamos de El porque no logramos entender o discernir cuál es su voluntad, le culpamos de los errores de otros…

Para poder renovar nuestro interior, es preciso liberar de toda culpa a Dios, aprender a descubrir y experimentar su inmenso amor y encontrar en él la sanación interior…

Hay también casos en los que nos cuesta reconocer, que es a nosotros mismos a los que debemos perdonar; porque nos culpamos de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, juzgamos muy severamente nuestros errores, nos atormentamos por lo que dejamos de hacer o hicimos mal; divorcios, muertes, separaciones, palabras dichas y otras que no se dijeron, flores marchitas, historias de amor y amistad que no lograron terminar de escribirse o que tuvieron un triste final… y nos quedamos estancados en el pasado sin poder avanzar; negándonos la oportunidad de empezar de nuevo, liberarnos, restaurar, renovar…

Perdonarnos, es ser capaces de aceptar e indultar nuestra propia humanidad; pasar la hoja, atrevernos a escribir un nuevo capítulo de nuestra historia personal.

Para encontrar la paz del alma, hace falta perdonar también a los demás; la palabra que dolió, la traición que golpeó, la acción que la vida destrozó, el abandono que dejó vacíos internos, la omisión, la indiferencia, los acosos, el cansancio, la fragilidad humana del otro que tanto hirió, que robó la fe, la esperanza de creer en el amor, en la amistad, aún en el mismo perdón…

Perdonar al otro es liberarnos de sentimientos que causan mucho más dolor; porque nos encasillan en hechos que ya pasaron, en tormentas que cesaron, en diluvios y terremotos que aunque arrasaron con lo mejor de nosotros mismos, no todo se lo han robado; porque mientras nuestro corazón siga latiendo, tenemos la oportunidad de seguir viviendo, restaurando lo que está destruido, renovar el corazón herido, devolviendo la fe y la paz que se había perdido…

El perdón sale de nosotros mismos, de nuestra capacidad de amar, de volver a empezar… El aprender a perdonar surge de esa experiencia que tengamos del Dios de Misericordia que nos enseñó a perdonar, saldando El mismo todas nuestras deudas, liberándonos de toda culpa, regalándonos la nueva vida en el amor que a diario nos manifiesta, en esa cruz, que más que condenarnos nos redime y nos libera…

Perdonar es empezar de nuevo, amar con tanta intensidad que hagamos del perdón el milagro que restaure nuestra vida, le devuelva la paz y la esperanza perdida; y nos llene de fuerza y fe para hacer nuestros sueños realidad….

Por ello, revisa tu interior y piensa: ¿Qué te hace falta perdonar? ¿Qué te impide avanzar?… ¿Estás listo para empezar de nuevo, reparar, restaurar, renovar?… Solo Dios nos da esa capacidad de perdonar; de El recibimos y aprendemos el perdón que le devuelve la paz al corazón… Cada día en nuestra oración repetimos: Perdónanos como perdonamos… Digámosle también, enséñanos a perdonar como Tu nos has perdonado.

 

 


Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.


Bibliografía:

  1. https://es.catholic.net/op/articulos/37396/cat/284/perdonar-sanar-restaurar-renovar.html#modal
  2. https://liturgiapapal.org/index.php/celebraciones-liturgicas/el-papa-explica-la-liturgia/689-el-papa-explica-la-misa-ii-los-ritos-iniciales.html
  3. https://andresaraneo.wordpress.com/2018/12/03/las-cuatro-maneras-de-pecar/
  4. https://jorgesaezcriado.es/yo-confieso/
  5. https://es.catholic.net/op/articulos/5323/cat/13/la-intercesion-de-maria-esta-fundamentada-en-la-biblia.html#modal
  6. https://www.google.co.cr/search?q=como+sanar+nuestros+pecados+de+pensamientos+negativos&ie=UTF-8&oe=UTF-8&hl=es-cr&client=safari
  7. https://dailyverses.net/es/hebreos/4/12/rvr60
  8. https://bibliaparalela.com/matthew/15-18.h
  9. https://uncaminohaciaelcambio.com/2019/07/28/nuestros-actos-nos-definen/
  10. https://www.compellingtruth.org/Espanol/pecado-de-omision.html
  11. https://liturgiapapal.org/index.php/celebraciones-liturgicas/el-papa-explica-la-liturgia/689-el-papa-explica-la-misa-ii-los-ritos-iniciales.html
  12. CARTA APOSTÓLICA "MANE NOBISCUM, DOMINE

  13. La Eucaristía, Una Catequesis mistagógica sobre la Misa. Padre Raniero Cantalamessa, ofmc.

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