Señor de la vida, qué bueno es sentir tu presencia acogedora que llena de vida todos mis espacios, alejando todo sentimiento de angustia y abandono. Quiero permanecer cerca de Ti, pues solo de Ti me viene ese amor que me sostiene, esa fuerza que me restaura y el poder para seguir dándolo todo.
Gracias por tu sacrificio de amor en la Cruz, por tu resurrección que me invita renovar mi corazón en tus promesas y a dar pasos firmes en tu dirección. Tú estás vivo y presente, siento la calidez de tu voz que a todos consuela y trae la paz al alma. Sólo tu voz quiero seguir, solo tu voz quiero sentir.
En mis tristezas, y quebrantos quiero reconocer tu voz, recurrir y rendirme a ella, pues Tú has derrotado la muerte, abriendo las puertas de tu Reino. Ven y continúa obrando en mí, abriendo caminos de sanación, de salud y de esperanzas. Ayúdame a romper todo muro de dolor que no me deja avanzar.
Dame la gracia de poder liberarme de miedos y opresiones, de sentirme capacitado y valiente para salir y anunciar todo lo bueno de tus promesas. Quiero nacer de nuevo en el Espíritu, rehacer mi vida para alabarte y adorarte, porque en ningunas otras manos yo podría estar más seguro. Amén.
Frase de reflexión.
“La búsqueda de la paz duradera -una misión que atañe a todos- requiere un trabajo duro, constante y sin pausas, porque la paz es como una flor frágil que trata de despuntar entre las piedras de la violencia”. (Papa Francisco, 5.9.2019)
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.