- Jon 3, 1-10
- Sal 129
- Lc 10, 38-42
La liturgia de hoy nos habla de escoger la mejor parte, que como nos decía el Papa Francisco: “Se trata de hacer una pausa durante la jornada, de recogerse en silencio para dar cabida al Señor que ‘pasa’ y encontrar el valor de permanecer un poco ‘al margen’ con Él, para volver después, con más serenidad y eficacia, a las cosas de la vida cotidiana”.
El discipulado es asunto también de discernir la mejor parte, cuando dos opciones obligan a la vez. Necesitamos recuperar la flexibilidad teológica y pastoral que no la garantice.
Las lecturas se caracterizan por la temática de la respuesta divina ante la acción humana. Donde un mensaje o una oportunidad es presentada y los personajes responden de diferentes maneras, resaltando la importancia de la disposición interior y la escucha de Dios por encima de la actividad exterior o las preocupaciones materiales.
El texto de la primera lectura que nos ocupa hoy, comienza diciendo que el Señor le dirigió la palabra a Jonás por segunda vez. Hay que tener en cuenta que en el capítulo primero se narra como ya el Señor había llamado a Jonás para ir a Nínive pero, Jonás muerto de miedo, dada la maldad de la ciudad, huye en sentido contrario, embarcándose en dirección hacia Tarsis. Jonás vivirá una aventura singular con diferentes peligros de los que será salvado por Yahvé.
De nuevo, lo llama el Señor a la misma misión: ir a Nínive y anunciar allí su mensaje. No sabemos si Jonás va experimentando una transformación fruto de su huida anterior, o tal vez ha tomado conciencia de que es imposible huir de Dios, por lo que se pondrá en camino hacia malévola ciudad, una ciudad que necesita tres días para ser recorrida.
Bonita lección de cómo el Señor no nos abandona. En ocasiones hemos sido desobedientes, pero Dios no deja de contar con nosotros, aunque tengamos antes que pasar por un proceso de conversión, que nos sumerge en la oscuridad hasta traernos de nuevo a la luz.
Ahora Jonás sí que obedece y predica lo que Dios le ha mandado a los ciudadanos de Nínive. Entonces se produce la sorpresa: los ninivitas, con el rey a la cabeza escuchan el mensaje de Jonás y se convierten de su mala vida. Jonás no podía esperárselo. Tantas veces a nosotros nos sucede lo mismo y caemos en el desánimo. Una de las sensaciones que tengo con el actual Pontífice es que nos invita a no tener miedo de evangelizar, de salir a proclamar en todos los ambientes, la salvación que nos ha venido por Cristo. Es una idea que encontramos en los últimos papas de manera reiterada. Si nos fijamos sólo en nuestras fuerzas o intentamos objetivar la dificultad con una mirada meramente humana quedamos paralizados. En cambio, si creemos en el poder de Dios y en que el Señor da su gracia para que podamos cumplir lo que nos pide, la cosa cambia. Podríamos decir que por fin, este pueblo aparentemente escogió la mejor parte, creerle a Dios.
El texto del Evangelio nos muestra a Jesús, invitado en el hogar de Betania, que nos da una lección de humanidad: Él, que quería a la gente, se deja querer, porque las dos cosas son importantes. Y es que rechazar las muestras de afecto, de Dios y de los demás, sería un grave error, de consecuencias nefastas para la santidad.
¿Marta o María? Pero…, ¿por qué enfrentar a quienes tanto se querían, y querían tanto a Dios? Jesús amaba a Marta y María, y a su hermano Lázaro, y nos ama a cada uno de nosotros.
En el camino de la santidad no hay dos almas iguales. Todos procuramos amar a Dios, pero con estilo y personalidad propios, sin imitar a nadie.
Con el Salmista hemos proclamado: “Desde lo más profundo grito hacia ti, Señor” quiero que mi oración siempre vaya precedida por esta frase …desde lo más profundo; y que sea así, y que brote de la realidad de mi experiencia y de la urgencia de mi salvación. Y hoy no es la diferencia cuando les pido que oremos como nos lo pidió el Papa Francisco por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Libro Busco Tu Rostro, autor Carlos G. Valles.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2019-07/papa-angelus-sabiduria-corazon-comtemplacion-accion.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/13-3-2019/
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-10-07
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/10/07/la-historia-de-jonas-3/
Palabra de Vida Mes Octubre “Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 121, 2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2025 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.