https://youtu.be/vpSIIkZ8j7o?si=w7AugKeUE7p7ueMh
- Núm 20, 1-13
- Sal 94
- 1 Cor 15,12. 16-20
- Mt 16, 13-23
La liturgia de hoy resalta que la verdadera autoridad y el poder residen en Dios, y que la desobediencia o la falta de fe pueden tener consecuencias significativas.
En el texto de la primera lectura vemos que Dios hace brotar agua de la roca; es roca que salva y da firmeza a la comunidad ya que a pesar, de que el pueblo tenía la experiencia de su larga estancia en el desierto donde habían podido experimentar los cuidados del Señor, que no los había abandonado a su suerte, sino que les iba proveyendo de lo indispensable para paliar sus necesidades, las murmuraciones no cesaban, sino que se repetían. ¿Por qué nos has sacado de Egipto?
La reacción de Moisés es semejante a lo que había hecho en las situaciones anteriores, acudir a la Tienda del Encuentro y presentarse ante el Señor, para que remedie la necesidad. Pero ahora, a diferencia del Éxodo, se sigue también un castigo, ya que para quienes han presenciado y se han beneficiado de tantas maravillas que el Señor ha hecho, la murmuración reiterada es intolerable. Moisés y Aarón recibirán la “sentencia” de Dios por su desconfianza: “Por no haber confiado en mí y reconocido mi santidad ante los israelitas, os aseguro que no guiareis a esta asamblea hasta la tierra que les he dado” La pregunta para nosotros es ¿Seguimos confiando en el Señor en medio de las dificultades?
El liderazgo de Moisés flaqueó en el momento crucial cuando dejó de confiar en Dios y comenzó a actuar según sus propios impulsos. Siendo francos, debemos confesar que a nosotros también, probablemente algunas veces, también el camino de la fe y la comunidad nos pesa y nos cansa. Honrar a Dios en el liderazgo —como todo líder cristiano en cualquier ámbito debe procurar hacerlo— es una responsabilidad abrumadora. Ya sea que dirijamos una empresa, un aula, una organización de ayuda humanitaria, un hogar o cualquier otra organización, debemos tener cuidado de no confundir nuestra autoridad con la de Dios. Lo mismo le pasó a Pedro al tener una imagen de Jesús-Mesías equivocada poniéndose como obstáculo para la realización del plan redentor. Qué fácil es seguir a Jesús cuando todo va bien, cuando entendemos lo que hace, cuando nos sentimos cómodos. Pero la fe madura cuando no entendemos, cuando duele, cuando hay que confiar sin ver. Jesús no necesita fans que le aplaudan, sino discípulos que le sigan… incluso cuando el camino se oscurece.
En el fondo, este evangelio nos enseña que Dios puede hablar a través de nosotros, como lo hizo con Pedro y que también podemos equivocarnos, cuando queremos adaptar a Jesús a nuestros planes en vez de adaptar nuestra vida a los suyos
Por eso hoy, quizá, lo mejor que podemos hacer es dejar que esa pregunta de Jesús resuene dentro: “¿Y tú, quién dices que soy yo?” Y no responder corriendo, sino dejar que la vida lo diga con hechos. Que Él sea realmente el centro, la roca, el guía. Porque sólo cuando Jesús ocupa su lugar, todo lo demás encuentra el suyo.
Pedro debe seguir reconociendo su condición de discípulo y entender que los pensamientos de Dios y su modo de proceder no son como los de los hombres, el Señor actúa con criterios nuevos y diferentes
”Fe y seguimiento de Cristo están estrechamente relacionados, afirmaba Benedicto XVI. Y, puesto que supone seguir al Maestro, la fe tiene que consolidarse y crecer. Pedro y los demás apóstoles tuvieron que avanzar por este camino, hasta que el encuentro con el Señor resucitado les abrió los ojos a una fe “plena»
“Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, nos dice el Salmo que nos insta a reconocer la soberanía de Dios y el cumplimiento de la promesa que está condicionada por la respuesta del pueblo que no es solo ver y alabar, sino escuchar y seguir el camino de la Ley del Señor, con la sencillez y humildad de quien sabe que su corazón solo puede ser seducido por la bondad y el gran amor de Dios que lo puede cambiar y transformar.
Oremos como nos lo pidió el Papa Francisco, por el Jubileo2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-08-07
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www-theologyofwork-org.translate.goog/old-testament/numbers-and-work/moses-unfaithfulness-at-meribah-numbers-202-13/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sge#
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2025/08/07/60935/
Palabra de Vida Mes Agosto: “Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.” (Lc 12, 34) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.