https://youtu.be/LN2dpNknfMM?si=8CFn3rzHl83snlrj
- Ex 40, 16-21. 34-38
- Sal 83
- Mt 13, 47-53
Las lecturas de hoy comparten la temática del discernimiento y la separación. En Éxodo, se describe la construcción del tabernáculo y la manifestación de la gloria de Dios, simbolizando la santidad y la presencia divina. En Mateo, la parábola de la red en el mar ilustra la separación entre los justos y los malvados al final de los tiempos, donde los buenos son recogidos en cestos y los malos desechados.
En la primera lectura, termina el recorrido del Éxodo con la construcción y consagración del santuario. Describe minuciosamente tiempos y materiales sobre el levantamiento de esta arquitectura sagrada y como la presencia gloriosa y consoladorade Dios habitaba el lugar, cómo la nube y la gloria del Señor (signos de la presencia de Dios) se sitúan sobre el santuario: la nube cubre la tienda del encuentro y la gloria del Señor llena la morada, hasta tal punto que ni siquiera Moisés puede entrar.La dedicación del culto es a la memoria de la liberación de la esclavitud y su conformación como pueblo.
Se nos presenta en el Evangelio el final del discurso parabólico de Jesús, que nos ha traído siete parábolas. Nos explicaba el Papa Benedicto XVI: “Las parábolas evangélicas son breves narraciones que Jesús utiliza para anunciar los misterios del reino de los cielos. Al utilizar imágenes y situaciones de la vida cotidiana, el Señor «quiere indicarnos el verdadero fundamento de todas las cosas… Nos muestra… al Dios que actúa, que entra en nuestras vidas y nos quiere tomar de la mano» (Jesús de Nazaret I, Benedicto XVI-Joseph Ratzinger, La esfera de los libros, 2007, p. 233).” Con este tipo de discursos, el divino Maestro invita a reconocer ante todo la primacía de Dios Padre: donde no está él, nada puede ser bueno. Es una prioridad decisiva para todo. Reino de los cielos significa, precisamente, señorío de Dios, y esto quiere decir que su voluntad se debe asumir como el criterio-guía de nuestra existencia
En las seis primeras parábolas, se nos dice a qué es semejante el Reino de los Cielos. Y continuaba este Pontice…” que el reino de los cielos. El «cielo» no se debe entender sólo en el sentido de la altura que está encima de nosotros, pues ese espacio infinito posee también la forma de la interioridad del hombre…”
En la última nos habla de este Reino de los Cielos como una red, que recoge peces de todas clases. El Reino es una propuesta para todos, en él cabemos todos. Pero no deja de sorprender el lenguaje duro donde se nos habla entre la separación de los peces buenos y malos y que remite a la idea de un juicio último sobre nuestra vida.
Sin embargo, aunque la idea de este juicio está presente en la parábola, no olvidemos que quien juzga es el Dios de la misericordia. Por eso, la palabra nunca nos invita al miedo sino a hacernos conscientes de cuál es nuestra respuesta ante la oferta gratuita del Reino, cuál es nuestro compromiso en el seguimiento de Jesús.
Por último, Jesús pregunta a los discípulos si han entendido todo. Sí, el discípulo que escucha y acoge la palabra de Jesús, es capaz de entender y discernir para valorar todo según los criterios del evangelio y sacar en el momento oportuno lo viejo o lo nuevo, como el dueño de una casa que saca de su arca cosas nuevas y cosas viejas.
A esto estamos invitados, cada uno, cada una: a escuchar la palabra, acoger, entender, discernir, dentro de la red los caminos del Reino que Dios nos ofrece.
Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre, nos dice el Salmista. Cristo nos enseña el camino de nuestra propia glorificación. Cristo es el camino del hombre, por tanto, nuestra salvación, nuestra felicidad y todo lo que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo tenemos en Cristo, no podemos dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y es su cuerpo místico. Contra las visiones puramente humanas de esta realidad es necesario que recuperemos la visión divino-espiritual: ¡nada mejor que Cristo y que el cumplimiento de su voluntad!
Les pido sigamos orando como nos lo pidió el Papa Francisco por el Jubileo 2025, Peregrinos de Esperanza:
Señor, Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y La Paz de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Tomado de:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- Diario Bíblico 2025. Misioneros Claretianos.
- https://www.iubilaeum2025.va/es/giubileo-2025/preghiera.html
- https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/angelus/2011/documents/hf_ben-xvi_ang_20110717.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/30-7-2015/#:~:text=Lectura%20del%20santo%20evangelio%20según%20san%20Mateo%2013%2C47%2D53&text=«El%20reino%20de%20los%20cielos,y%20los%20malos%20los%20tiran.
- https://evangeli.net/evangelio/dia/2025-07-31
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
Palabra de Vida Mes Julio: Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.” (Lucas 10:33) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2025.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.