Hoy iniciamos la Cuaresma con la imposición de la Ceniza que nos recuerda la fragilidad de la vida y la esperanza de la plenitud. La liturgia nos invita a centrar nuestra atención en lo esencial.
Hoy la liturgia nos invita a que busquemos en todo momento al Señor, no porque nos de señales, sino porque nuestra alma está sedienta de El, de su compañía y misericordia.
Hoy la liturgia nos confronta con nuestra facilidad de olvidar las promesas del Señor, sobre todo cuando estamos en pecado, nuestra sordera espiritual y la incapacidad de comunicarnos.